Ese sol del mundo moral: la ética en el alma de la nación cubana

Autora: MSc. Carmen B. Rodríguez Gancedo

Fotos utilizadas: tomadas de Internet

Con motivo de la Jornada de la Cultura Cubana, proponemos  la lectura de “Este sol del mundo moral”, de Cintio Vitier. Enhorabuena la reedición de este libro imprescindible para acercarnos al alma de la nación cubana. Se pretende con esta aproximación sugerir la lectura, no aclarar, porque la diáfana y precisa  palabra de un intelectual de la talla de Cintio Vitier no necesita aclaraciones. Sin embargo, el propio autor con la sencillez que lo caracteriza nos ha dicho su intencionalidad: “De lo que se trata aquí es solo de señalar aquellos momentos  claves en el proceso de forja de la nacionalidad que denotan un fundamento y una continuidad de raíz ética, es decir, una creciente, dramática y dialéctica toma de conciencia.”

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Se está en presencia de un texto, que es fruto de un estudio sistémico del tema, pero no es un libro de filosofía, tampoco de historia, aunque se sustenta no solo en estas, sino en otras disciplinas como la literatura, donde el autor ha dado muestras irrebatibles de su dominio. Cintio, de formación cristiana y martiana, primero es un poeta, pero también un connotado ensayista con total dominio del género, no es posible dejar de mencionar “Lo cubano en la poesía”, imprescindible para el conocimiento de la poesía cubana.

Algunos de sus estudiosos consideran esta obra como un feliz acierto de poesía en prosa, por el uso de recursos estilísticos del lenguaje literario y porque no tiene la rigurosidad del ensayo académico, cargado de citas y notas que enlentecen la lectura; por el contrario las notas al pie que aparecen resultan muy útiles para facilitar el conocimiento tratado. Un aspecto que se agradece es que el lector no se agota desentrañando términos deliberadamente  rebuscados. De la mano de Cintio Vitier  el viaje por la lectura fluye ágil y placentero, permite la libertad de leerse a saltos sin perder el libro la  necesaria organicidad; su estructura es por secciones y se desenvuelve de acuerdo con el devenir histórico cubano. Por otra parte, el lector curioso podrá profundizar en otras fuentes, así lo refiere el autor en el siguiente pasaje en relación con los revolucionarios del 30.

“En otras páginas encontrará el lector la historia detallada de estos años en que los actos hablaron más que las palabras, y la exposición cabal de las ideas económicas, sociales y políticas de Mella, Martínez Villena, Torriente-Brau, Guiteras. Nuestro propósito ha sido mostrar la eticidad fundamental de su acción, regida por la voluntad de servir a los desposeídos y al honor de la patria. Esa voluntad común se resume en la respuesta que dio Rubén a su mujer cuando ella, después de escucharle su decisión de entrega total a la lucha revolucionaria, le preguntó asombrada: “¿Y cuándo viviremos nosotros nuestra propia vida?” A lo que él contestó: “¿Y cuándo la vivirán los que trabajan de sol a sol?” (p.122)

“Este sol del mundo moral” demuestra la resistencia o resiliencia del pueblo ante las adversidades y cómo desde posiciones éticas ha sido posible lograr  la unidad de la nación cubana que ha vencido los imposibles, se cita a la Protesta de Baragüá, Alegría de Pío y la Victoria de Playa Girón, así como otros ejemplos menos recurrentes pero de gran trascendencia histórica, como este:

“Aunque la Revolución del 30, según el cubanísimo decir de Roa, “se fue a bolina”, sin ella no se hubiera producido la Constitución de 1940, en la que se plasmaron apreciables conquistas políticas y sociales; y aunque dicha Ley Fundamental distó mucho de ser llevada a la práctica en todos sus mandatos y a la postre fue conculcada, su mismo incumplimiento dio pie para nuevas luchas y avances hacia la definitiva Revolución”. (p.123)

La original manera de Cintio de conectar momentos históricos es frecuente,  al referirse a un pasaje del diario de Camilo expresa:

“Parece que estamos leyendo un Diario de Campaña del 68 o del 95, De todos los jefes de la Sierra, Camilo era el que tenía más aire, estampa y simpatía de estirpe mambisa. Nunca olvidaremos su desfile por el radiante Malecón de La Habana, en un caballo blanco, enarbolando la bandera cubana, el primer 26 de julio después del triunfo. Nunca olvidaremos cómo terminó su último discurso con los versos finales del poema de Bonifacio Byrne “Mi bandera”: “¡nuestros muertos alzando los brazos / la sabrán defender todavía!” No nos consolaremos nunca de su desaparición en el mar que nos rodea, la noche del 28 de octubre de 1959”. (p.170)

Al finalizar, el autor  invita a esta reflexión:

“Las hazañas y los logros de la Revolución, con sus dificultades, errores, problemas e insuficiencias, no tienen nunca un carácter estático; son otros tantos pasos dialécticos hacia el cumplimiento colectivo de un bien que en cierto modo impulsa y guía, a la vez que pone el sello de autenticidad a cada uno de esos pasos. La vivencia de la Revolución año tras año, día tras día, no iba a ser idéntica a la vivencia del triunfo de la Revolución en enero de 1959. Conflictos, perplejidades y desgarramientos serían el precio obligado para algunos. Pero de aquella primera vivencia había algo que se mantenía indestructible, vivo al fondo de todos los sucesos. Ese algo era, es, la raíz ética: raíz, como la propia palabra lo indica, no prescriptiva o normativa sino sustentadora y nutridora, nutrida ella misma de los jugos primigenios, de la tierra original del hombre, del acumulado humus de la patria. (…)” (p.173).

“Y todo lo que parecía imposible, fue posible” (p.175)

En los momentos actuales en que la acción enemiga  ha recrudecido  su cruel política de subversión con novedosos recursos tecnológicos, en que la producción de chatarra cultural minan las redes a nivel global;  este documento revelador de la formación de la identidad cubana nos recuerda el comportamiento ético de aquellos, que de verdad lucharon y soñaron  por hacer viable la utopía de alcanzar la dignidad, la libertad y toda la justicia  para Cuba.  “Este sol del mundo moral”, como ha señalado Abel Prieto, es uno de los libros sagrados de la patria, junto con Caliban, Nuestra América y los grandes discursos de Fidel.